"En la madrugada de un día cualquiera sin nombre, sin número; de un invierno sin medias, sin estufa, una mañana sin juegos después de la leche…la niña, se levantaba y salía al sembradío de la chacra.
No era por que quisiera, en realidad tenía miedo de estar sola, su madre le tomaba de la mano y salía a la oscuridad de la noche, profunda como una garganta.
Tropezando con los terrones iba medio en el aire, como flameando, lo prefería así, pisar tierra firme era demasiado amargo.
Todo lo curaba la mano que le llevaba, todo lo lavaba, a todo le daba alas; ella le miraba desde abajo, como sonriendo, ella le sonreía desde arriba, como curando…todo lo iluminaba aquella sonrisa, todo se volvía seguro. Cuando ella apoyaba su carita en el pecho y la escuchaba respirar, era feliz escuchándola vivir, sabía que nada le faltaría ese día…"
(INVISIBLES)
Textos: Pablo Martinez